Coca-Cola en campaña
ANTONIO PIEDRA
Día 25/05/2014 - 18.28h
Fin de campaña lamentable para los adictos a las bebidas espiritosas: Coca-Cola, o Cola-Cola made in Spain, lanza spots publicitarios conactores que hacen arrumacos con los criminales etarras. Al principio de las europeas, el asesinato de Isabel Carrasco ya había dejado la libertad temblando siempre que se cruce una pasarela sobre el Bernesga, sobre el Pisuerga o sobre el Tormes. En ese mismo arranque de campaña, el machismo cañí de Valenciano puso también en el votante una papeleta con retroceso: su amigo Chusito Eguiguren remata a las mujeres con paraguazos, y su íntimo Óscar López, en la Federal socialista, gana alcaldías en Ponferrada pactando con acosadores. Por poner dos ejemplos con sentencia en mano.
Si lo de Isabel Carrasco, por ahora -veremos qué sorpresas nos depara el caso-, no parece más que un asesinato de tres piradas a tiempo completo, y lo de Valenciano una melopea con zapatos rojos que hoy terminará en rosario de la Aurora a las once de la noche o en revolcón sostenido a cuenta del contribuyente para cuatro años del ala, lo de Coca-Cola España tiene un sorbito facilísimo de mandar directamente por el sumidero: no beba más Coca-Cola mientras un tal Marcos de Quinto meta la mano en las botellas de la multinacional o no sea destituido por la insensatez e inmoralidad de sus comunicaciones.
Todo un peligro para la estabilidad emocional y económica del consumidor hispano. Quién sabe de lo que de ahora en adelante será capaz de hacer o decir el señor de Quinto con un bote de Coca-Cola. Y es que, al parecer, quiere cerrar el negocio. Ha dicho como fin de campaña, como si fuera un político de la izquierda más radical, que «ni retiraremos el anuncio (pues ya había acabado la campaña), ni nos disculpamos de nada porque no hemos tenido motivo para ello».
Al rescate de su jefe ha salido un tal Gonzalo Márquez -noveno apellido vasco- rematando la faena espiritosa de Quinto con un «respeto total y absoluto a todas las ideas y todas las sensibilidades». O sea, víctimas y asesinos en la misma botella. Están contentísimos. Pues no, señor de Quinto o de Noveno grado. Con sus declaraciones totalitarias -y decir que todas las ideologías son respetables equivale a un feroz totalitarismo que sólo ponen en valor todos los totalitarios que en el mundo han sido- usted, por arte de magia, ha convertido la chispa de la vida en burbujas de la muerte. El sabor de la Coca-Cola, en aceite de ricino. El refresco del verano, en lo más parecido al caldo de una multinacional que calienta motores con zarzaparrilla terrorista. Y por último y termino: los motivos fundados que usted alega -«no hemos tenido motivo» para decir no a un filoterrorista como Gotzon Sánchez, décimo apellido vasco- politiza una bebida hasta las sensaciones de una libertad con metralleta. ¿Usted es un tendero o un tentadero?
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